09-09-2018, 12:06
Cualquiera lo diría en pleno viernes de oración, con la Mezquita de Malmo llena de fieles, pero esto, Almgården, es un bastión de Demócratas de Suecia (SD), el partido nacionalista antiinmigración y anti-UE al que todos los sondeos auguran un llamativo crecimiento en las elecciones legislativas. No hay ningún otro barrio sueco donde el SD consiga tantos votos: el 35,5% en las generales de 2014 y el 41% en las europeas de ese mismo año. Únicamente los socialdemócratas sumaron más votos (41,9%). Nadie más alcanzó el 10%.
La ubicación del templo no es tan sorprendente: Almgården es vecino de Rosengård. Sólo una carretera de circunvalación, el Inre Ringvägen, lo separa del distrito con peor fama del país, como una especie de Muro de Berlín sin guardas ni ametralladoras. Rosengård fue uno de los proyectos incluidos en el Programa del Millón, un plan socialdemócrata que entre 1965 y 1975 llevó al Gobierno a construir o mejorar cerca de un millón de viviendas en las principales urbes suecas. Casi todas estas áreas figuran hoy entre las más deprimidas, con una renta per cápita muy inferior a la media nacional, e índices de desempleo y delincuencia muy superiores. Los habitantes de origen extranjero, principalmente iraquíes, bosnios, palestinos y afganos, constituyen en Rosengård el 86% de su población. No es un lugar donde apetezca echar raíces. Un 15% de sus residentes, sobre todo quienes disponen de más recursos, se marcha cada año a direcciones menos problemáticas.
Si Almgården, que forma parte del distrito de Husie, es un feudo nacionalista, los barrios de Rosengård son el reverso de la moneda. Allí reinan los socialdemócratas sin apenas oposición, superando ampliamente el 70% del voto, mientras que el SD se mueve entre el 1 y el 5%. En Herrgården, la parte más conflictiva de Rosengård, con un 96% de habitantes de origen foráneo, la izquierda superó en 2014 el 90%. El SD apenas si llegó al 1%. La participación, eso sí, fue de un mísero 15%. En general, Malmo es territorio agradecido para el SD. En las legislativas de 2014 tuvo el 13,5% de los votos, un 0,6 superior a la media nacional.
Suecia es actualmente el país nórdico con más muertes por armas de fuego. En 2017 se produjeron 320 tiroteos con un saldo de 40 muertos. Un incremento del 120% desde 2011, que la Policía achaca a conflictos entre bandas asentadas en los barrios problemáticos e integradas casi en su totalidad por extranjeros. Este año, la cifra ha bajado levemente, pero sigue siendo alta. Sólo en Malmo ha habido 10 asesinatos con armas de fuego.
La relación entre inmigración y criminalidad es difícil de establecer, al menos con sello oficial. A diferencia de lo que ocurre en la vecina Dinamarca, donde el Estado realiza este tipo de investigación con regularidad, en Suecia la última se remonta a 2005. En números absolutos, el número de delitos violentos subió un 4% de 2016 a 2017, mientras que las violaciones en el mismo periodo aumentaron un 10%. Según encuestas oficiales, en 2013 un 19% de los suecos admitía estar preocupado por la inseguridad ciudadana. En 2018 son un 29%.
De acuerdo con un informe policial de 2017, en Suecia existen 61 "zonas expuestas" con graves problemas relacionados con la delincuencia, el desempleo y la desconfianza hacia las autoridades. En ellas viven unos 5.000 criminales repartidos en 200 grupos. La situación en 23 de esas zonas es tan crítica que se categorizan como "especialmente expuestas". Una de ellas es Rosengård. La Policía no oculta su preocupación. "La violencia es más dura y la falta de escrúpulos, mayor", constata Linda Staaf, jefa de la Sección Operativa Nacional (NOA). "Antes se disparaba a las piernas para asustar; ahora se dispara a la cabeza para matar". El principal quebradero de cabeza de Klas Friberg, jefe de la Región Sur, es Malmo: "La situación es muy seria respecto a a la criminalidad de las bandas y a los asesinatos. Mueren demasiados chicos".
Los jóvenes son una fuente de inquietud. En Herrgården, más del 50 de la población tiene menos de 25 años. "La mayor parte de los autores de delitos en estas zonas tienen entre 15 y 25 años", apunta Staaf. "Protegen lo que consideran su territorio y las venganzas son habituales. Hay incluso niños de 10 años que transportan armas y droga. Los educan para delinquir". En Rosengården, el 14,6% de los menores tiene antecedentes penales.
"Otro problema es que nuestro trabajo en estos barrios ha aumentado porque, en muchos sitios, los bomberos y las ambulancias no pueden intervenir sin protección policial", añade. "E incluso con esta protección, la seguridad tampoco está garantizada, porque los agentes, e incluso las comisarías, también sufren ataques". En efecto, en Uppsala, al norte de Estocolmo, y en Malmo, precisamente en Rosengård, se han llegado a lanzar granadas contra comisarías.
El pasado diciembre, una oleada de agresiones sexuales en Malmo, que culminó con la brutal violación en grupo de una joven de 17 años en el barrio de Sofielund, otra zona conflictiva, aunque con un porcentaje de extranjeros del 35%, hizo que la Policía pidiese a las mujeres que no saliesen solas a la calle al caer la oscuridad. Al día siguiente, sin embargo, retiró la recomendación por "desafortunada y confusa".
El primer ministro, el socialdemócrata Stefan Löfven, prometió entonces mano dura: "Es inaceptable que la gente no se atreva a salir de sus casas. La Policía debe tener y tendrá más recursos; vamos a darle incluso más de lo que nos ha pedido". Nueve meses después, la oposición le acusa de haberse limitado a subir los impuestos.
http://www.elmundo.es/internacional/2018...b45fc.html
La ubicación del templo no es tan sorprendente: Almgården es vecino de Rosengård. Sólo una carretera de circunvalación, el Inre Ringvägen, lo separa del distrito con peor fama del país, como una especie de Muro de Berlín sin guardas ni ametralladoras. Rosengård fue uno de los proyectos incluidos en el Programa del Millón, un plan socialdemócrata que entre 1965 y 1975 llevó al Gobierno a construir o mejorar cerca de un millón de viviendas en las principales urbes suecas. Casi todas estas áreas figuran hoy entre las más deprimidas, con una renta per cápita muy inferior a la media nacional, e índices de desempleo y delincuencia muy superiores. Los habitantes de origen extranjero, principalmente iraquíes, bosnios, palestinos y afganos, constituyen en Rosengård el 86% de su población. No es un lugar donde apetezca echar raíces. Un 15% de sus residentes, sobre todo quienes disponen de más recursos, se marcha cada año a direcciones menos problemáticas.
Si Almgården, que forma parte del distrito de Husie, es un feudo nacionalista, los barrios de Rosengård son el reverso de la moneda. Allí reinan los socialdemócratas sin apenas oposición, superando ampliamente el 70% del voto, mientras que el SD se mueve entre el 1 y el 5%. En Herrgården, la parte más conflictiva de Rosengård, con un 96% de habitantes de origen foráneo, la izquierda superó en 2014 el 90%. El SD apenas si llegó al 1%. La participación, eso sí, fue de un mísero 15%. En general, Malmo es territorio agradecido para el SD. En las legislativas de 2014 tuvo el 13,5% de los votos, un 0,6 superior a la media nacional.
Suecia es actualmente el país nórdico con más muertes por armas de fuego. En 2017 se produjeron 320 tiroteos con un saldo de 40 muertos. Un incremento del 120% desde 2011, que la Policía achaca a conflictos entre bandas asentadas en los barrios problemáticos e integradas casi en su totalidad por extranjeros. Este año, la cifra ha bajado levemente, pero sigue siendo alta. Sólo en Malmo ha habido 10 asesinatos con armas de fuego.
La relación entre inmigración y criminalidad es difícil de establecer, al menos con sello oficial. A diferencia de lo que ocurre en la vecina Dinamarca, donde el Estado realiza este tipo de investigación con regularidad, en Suecia la última se remonta a 2005. En números absolutos, el número de delitos violentos subió un 4% de 2016 a 2017, mientras que las violaciones en el mismo periodo aumentaron un 10%. Según encuestas oficiales, en 2013 un 19% de los suecos admitía estar preocupado por la inseguridad ciudadana. En 2018 son un 29%.
De acuerdo con un informe policial de 2017, en Suecia existen 61 "zonas expuestas" con graves problemas relacionados con la delincuencia, el desempleo y la desconfianza hacia las autoridades. En ellas viven unos 5.000 criminales repartidos en 200 grupos. La situación en 23 de esas zonas es tan crítica que se categorizan como "especialmente expuestas". Una de ellas es Rosengård. La Policía no oculta su preocupación. "La violencia es más dura y la falta de escrúpulos, mayor", constata Linda Staaf, jefa de la Sección Operativa Nacional (NOA). "Antes se disparaba a las piernas para asustar; ahora se dispara a la cabeza para matar". El principal quebradero de cabeza de Klas Friberg, jefe de la Región Sur, es Malmo: "La situación es muy seria respecto a a la criminalidad de las bandas y a los asesinatos. Mueren demasiados chicos".
Los jóvenes son una fuente de inquietud. En Herrgården, más del 50 de la población tiene menos de 25 años. "La mayor parte de los autores de delitos en estas zonas tienen entre 15 y 25 años", apunta Staaf. "Protegen lo que consideran su territorio y las venganzas son habituales. Hay incluso niños de 10 años que transportan armas y droga. Los educan para delinquir". En Rosengården, el 14,6% de los menores tiene antecedentes penales.
"Otro problema es que nuestro trabajo en estos barrios ha aumentado porque, en muchos sitios, los bomberos y las ambulancias no pueden intervenir sin protección policial", añade. "E incluso con esta protección, la seguridad tampoco está garantizada, porque los agentes, e incluso las comisarías, también sufren ataques". En efecto, en Uppsala, al norte de Estocolmo, y en Malmo, precisamente en Rosengård, se han llegado a lanzar granadas contra comisarías.
El pasado diciembre, una oleada de agresiones sexuales en Malmo, que culminó con la brutal violación en grupo de una joven de 17 años en el barrio de Sofielund, otra zona conflictiva, aunque con un porcentaje de extranjeros del 35%, hizo que la Policía pidiese a las mujeres que no saliesen solas a la calle al caer la oscuridad. Al día siguiente, sin embargo, retiró la recomendación por "desafortunada y confusa".
El primer ministro, el socialdemócrata Stefan Löfven, prometió entonces mano dura: "Es inaceptable que la gente no se atreva a salir de sus casas. La Policía debe tener y tendrá más recursos; vamos a darle incluso más de lo que nos ha pedido". Nueve meses después, la oposición le acusa de haberse limitado a subir los impuestos.
http://www.elmundo.es/internacional/2018...b45fc.html