24-01-2017, 20:23
(Última modificación: 24-01-2017, 20:30 por Nippon_Turbo.)
La mayoría de nosotros conocemos perfectamente la existencia de modelos como los Mazda 323 de 3 puertas, 323f, que eran los típicos 5 puertas de Mazda de faros escamoteables, Mazda mx5, mx3, mx6 y demás modelos de la gama Mazda de principios y mediados de los 90. Pero si bien no comenzaríamos a ver salir de concesionarios en nuestras tierras peninsulares coches japoneses con normalidad hasta principios de los años 90, la década de los 80 sería el comienzo del desembarco de todas las firmas niponas importantes en la península.
SITUÉMONOS EN EL CONTEXTO
Titulares como “El desafío japonés”, “Japoneses al ataque” o “Temor al peligro amarillo” eran comunes desde ya mediados de los 80; nuestro mercado altamente proteccionista, temía una invasión de automóviles del sol naciente y quería frenar lo máximo posible su llegada. Las noticias de la colonización del mercado estadounidense y otros países europeos preocupaban a nuestro gobierno, que lejos de abrir nuestro ya de por sí cerrado mercado, mantuvo unos limítadísimos cupos de importación con altos aranceles, como bien nos indica esta nota publicada en 1986 dentro de la revista Motor 16.
Esto, aunque ciertamente sirvió de barrera de contención durante un tiempo, no logró hacer que los japoneses cesaran en su empeño por conquistar nuestras tierras. Las primeras marcas en llegar oficialmente y luchar con fuerza por hacerse hueco en la península serían Nissan y Suzuki, quienes para no sufrir las fortísimas restricciones a la importación, decidieron unir fuerzas con marcas locales, como Ebro en el caso de Nissan, o Santana para Suzuki. Esto les permitiría tener acceso a una red de concesionarios y servicio postventa ya establecida y que gozaba de la confianza de los españoles, y además, al tener ya una producción local, los cupos de importación permitidos aumentaban en gran medida. El primer turismo en llegar finalmente a la península sería el Nissan Cherry Europe GTi allá por 1984, un japonés un poco “de mentira”, ya que era fabricado por Alfa Romeo en Italia (y su motor bóxer con la firma de Alfa Romeo bien grande no ocultaba su procedencia).
Otras marcas optaron por estrategias diferentes y algunas un tanto pintorescas, unas no salieron bien, como los planes de Daihatsu de asociarse con Emelba para fabricar en España los pequeños Cuore con carrocería de plástico. Otras sí prosperaron hasta poder expandirse, como Toyota, que de la mano de Nipauto decidió abrir concesionarios en puntos neurálgicos para darse a conocer, aunque vendiendo sus coches únicamente con placas turísticas. De esta manera, entre otras cosas lograría evitar tantas restricciones y tener que soportar una red de talleres necesaria para ganarse la confianza del gran público, pero que difícilmente hubiera sido rentable en esas circunstancias. Así pudimos ver en revistas como Motor 16 pruebas de coches como el archiconocido “hachi roku”, que sí llegó a venderse en la península de esta manera, y era expuesto en salones del automóvil y stands de equipos de audio como Fujitsu Ten, marca también se abría camino en el mundo del car audio en la península junto a otras empresas niponas.
No sería hasta mediados-finales de 1986 cuando podríamos leer noticias sobre la llegada de un cupo de 80 unidades Toyota por parte de Nipauto y 300 de Mitsubishi por parte de ICA. Celica GTI, Corolla GTI, Supra, MR2, Colt, Galant, Starion... Un puñado de modelos hacían su llegada tímidamente, aunque la mitad de estos cupos pertenecían a modelos todo terreno, es decir los Land Cruiser y los Montero. Y es que los todo terreno fueron los japoneses que más se dejaron ver en esta primera toma de contacto, ya que además de los Toyota y Mitsubishi, los modelos que producían Nissan y Suzuki ya en nuestras tierras eran el Patrol y el SJ410 respectivamente, dos todo terreno que tendrían un gran éxito comercial.
Nissan daría a conocer la llegada del Bluebird también en 1986, además el modelo de fabricación japonesa, y este mismo año se produciría también oficialmente la llegada de Mazda por parte del Grupo Montalbán, el importador de Skoda.
Mazda anunciaría a finales de 1986 su llegada con el modelo 626 GT en enero de 1987, con un cupo de 35 unidades para todo el año. En Febrero se conocía el “rotundo” éxito del modelo, a finales de febrero se habían logrado vender... ¡dos unidades! En Marzo, Mazda decidía rescindir sus acuerdos con el grupo Montalbán y confiar en Tecnitrade, quién se encargaría desde entonces de llevar a cabo la expansión de la firma en la península.
SITUÉMONOS EN EL CONTEXTO
Titulares como “El desafío japonés”, “Japoneses al ataque” o “Temor al peligro amarillo” eran comunes desde ya mediados de los 80; nuestro mercado altamente proteccionista, temía una invasión de automóviles del sol naciente y quería frenar lo máximo posible su llegada. Las noticias de la colonización del mercado estadounidense y otros países europeos preocupaban a nuestro gobierno, que lejos de abrir nuestro ya de por sí cerrado mercado, mantuvo unos limítadísimos cupos de importación con altos aranceles, como bien nos indica esta nota publicada en 1986 dentro de la revista Motor 16.
Esto, aunque ciertamente sirvió de barrera de contención durante un tiempo, no logró hacer que los japoneses cesaran en su empeño por conquistar nuestras tierras. Las primeras marcas en llegar oficialmente y luchar con fuerza por hacerse hueco en la península serían Nissan y Suzuki, quienes para no sufrir las fortísimas restricciones a la importación, decidieron unir fuerzas con marcas locales, como Ebro en el caso de Nissan, o Santana para Suzuki. Esto les permitiría tener acceso a una red de concesionarios y servicio postventa ya establecida y que gozaba de la confianza de los españoles, y además, al tener ya una producción local, los cupos de importación permitidos aumentaban en gran medida. El primer turismo en llegar finalmente a la península sería el Nissan Cherry Europe GTi allá por 1984, un japonés un poco “de mentira”, ya que era fabricado por Alfa Romeo en Italia (y su motor bóxer con la firma de Alfa Romeo bien grande no ocultaba su procedencia).
Otras marcas optaron por estrategias diferentes y algunas un tanto pintorescas, unas no salieron bien, como los planes de Daihatsu de asociarse con Emelba para fabricar en España los pequeños Cuore con carrocería de plástico. Otras sí prosperaron hasta poder expandirse, como Toyota, que de la mano de Nipauto decidió abrir concesionarios en puntos neurálgicos para darse a conocer, aunque vendiendo sus coches únicamente con placas turísticas. De esta manera, entre otras cosas lograría evitar tantas restricciones y tener que soportar una red de talleres necesaria para ganarse la confianza del gran público, pero que difícilmente hubiera sido rentable en esas circunstancias. Así pudimos ver en revistas como Motor 16 pruebas de coches como el archiconocido “hachi roku”, que sí llegó a venderse en la península de esta manera, y era expuesto en salones del automóvil y stands de equipos de audio como Fujitsu Ten, marca también se abría camino en el mundo del car audio en la península junto a otras empresas niponas.
No sería hasta mediados-finales de 1986 cuando podríamos leer noticias sobre la llegada de un cupo de 80 unidades Toyota por parte de Nipauto y 300 de Mitsubishi por parte de ICA. Celica GTI, Corolla GTI, Supra, MR2, Colt, Galant, Starion... Un puñado de modelos hacían su llegada tímidamente, aunque la mitad de estos cupos pertenecían a modelos todo terreno, es decir los Land Cruiser y los Montero. Y es que los todo terreno fueron los japoneses que más se dejaron ver en esta primera toma de contacto, ya que además de los Toyota y Mitsubishi, los modelos que producían Nissan y Suzuki ya en nuestras tierras eran el Patrol y el SJ410 respectivamente, dos todo terreno que tendrían un gran éxito comercial.
Nissan daría a conocer la llegada del Bluebird también en 1986, además el modelo de fabricación japonesa, y este mismo año se produciría también oficialmente la llegada de Mazda por parte del Grupo Montalbán, el importador de Skoda.
Mazda anunciaría a finales de 1986 su llegada con el modelo 626 GT en enero de 1987, con un cupo de 35 unidades para todo el año. En Febrero se conocía el “rotundo” éxito del modelo, a finales de febrero se habían logrado vender... ¡dos unidades! En Marzo, Mazda decidía rescindir sus acuerdos con el grupo Montalbán y confiar en Tecnitrade, quién se encargaría desde entonces de llevar a cabo la expansión de la firma en la península.